Desde la recuperación de la democracia en el 1977 España ha tenido un funcionamiento político basado en bipartidismo, que le ha dado estabilidad, prestigio y una evolución política acorde con los cambios sociales. Más de 35 años más tardeEspaña ha experimentado transformaciones en todos los ordenes políticos, sociales y económicos que la asemejan hoy a los países centrales de la UE, que era el objetivo común de la sociedad española a la salida del franquismo.
Muchos países occidentales tienen un sistema bipartidista: USA, Canadá, UK, Francia, Italia, Suecia, Holanda, Portugal, lo que no excluye gobiernos minoritarios y pactos de legislatura. Pero los grandes partidos se alternan entre el gobierno y la oposición. Este sistema tiende a políticas contristas y a alternancias en el poder sin grandes incógnitas. Alemaniaestuvo entre estos países hasta los años 90, cuando la debilidad de los liberales, llevo a la gran coalición; Francia por su parte ha experimentado varios periodos de cohabitación desde los 80, que viene a ser su formula de gran coalición.
Por razones ampliamente conocidas España cambio su mapa político en Diciembre del 2015, reduciendo el peso de los dos grandes partidos pero manteniendolos como primera y segunda fuerza. La fórmula de los últimos 35 años, gobiernos de un sólo partido, parecía condenada a ser substituida por coaliciones. La cosa no ha sido del todo así. El nuevo gobierno, después de dos elecciones y 300 días de espera, sigue siendo de un solo partido, pero la investidura del Presidente clave en nuestra estructura político constitucional ha requerido no solo acuerdos de legislatura sino la abstención del segundo partido.
Estamos pues entrando en cierto territorio ignoto. No existe mayoría de síes en el bloque gubernamental y no hay mayoría alternativa en la oposición. No hay pues un programa de gobierno con capacidad de ser aprobado, sin el concurso de partidos de la oposición nacionalistas o socialistas. Tenemos un Presidente con gobierno pero sin programa.
Este es la segunda legislatura de un ciclo del PP. Hasta ahora en los últimos 20 años esto ha querido decir que el próximo gobierno, dentro de tres o cuatro años, sera socialista. La composición del gobierno es la tradicional de un partido, sin apuntes sucesorios de ningún tipo. Muchos han hablado de un gobierno continuísta, aparentemente va a ser un gobierno muy disciplinado para hacer lo que haya que hacer pues aunque no haya programa de gobierno existe una agenda nacional.
Esto dependerá en gran parte de la voluntad de otros, socios parlamentarios por activa o por pasiva, pero también del entorno político y económico. Ambos están muy relacionados con la UE, el segundo casi totalmente. La elección paraMinistro de Exteriores de un técnico y con amplia experiencia en Bruselas así parece reconocerlo, sin que los sucesivos debates de investidura hayan translucido un agenda europea propia de España por parte de nadie. Es más que posible que el ciclo de ultra bajos tipos de interés se acabe durante esta legislatura, coincidiendo con aumentos moderados de los precios y reducción a la baja del diferencial de crecimiento entre España y la zona euro. Nada equivalente a la crisis 2010-2011, pero tampoco como el 2014-2015.
La agenda política interna tiene dos grandes temas: el social laboral y el territorial. El segundo esta dando pasos hacia confrontaciones considerables, desde luego enCataluña. La estructura del Gobierno parece reconocerlo con las nuevas competencias de la Vicepresidenta única, pero lejos de un Ministerio de Administraciones Publicas. El tema catalán va a requerir de lo que antes llamábamos pactos de Estado, terminados desde el pacto del Tinel hace más de diez años .
El tema socio laboral va a resucitar probablemente a los interlocutores sociales, que con un panorama parlamentario como el que hay serán bastante políticos, por lo menos los sindicatos. Las relaciones del PP con las patronales en esta última legislatura parecen haber sido profesionales y punto. Y los empresarios seguro que han tomado nota que a ellos ya les han subido los impuestos.
Presupuestos de la zona euro
Los temas presupuestarios se plantean como totalmente dependientes de Bruselas, en un tira y afloja que muchos países euro llevan a cabo. Esta dependencia en la iniciativa de la Comisión es bastante inevitable en un país con altos niveles de deuda publica y privada como España, pero ello no va a obviar la necesidad de tomar decisiones políticas acordes con nuestro ahorro interno, nuestra pirámide de edad y nuestra competitividad, con fuertes y evidentes contradicciones entre estas variables. Aquí va verse si tenemos o no un gran coalición al menos en estos temas.
Los centros de poder del Estado (Hacienda , Fiscalía , Policía , Cesid) que han estado tan presentes en la pasada legislatura siguen de momento en su mayoría bajo las mismas personas. Mensaje inequívoco para navegantes, pero en un entorno parlamentario de acción – reacción como el actual pueden ser fuertes zonas de conflicto.
Sería injusto no reconocer que la pasada ha sido la primera legislatura sin atentados terroristas de ninguna índole, que tanto nos habían castigado durante decenios. Gran éxito del Gobierno, fruto de un consenso de Estado. Veremos si el actual mapa político nos depara parálisis con tensión, o acuerdos con negociación. El reloj ya ha empezado a correr.